22 julio, 2009

Lima, una explosión sensorial.

Todo gran viaje culinario se inicia con una expectativa, se comienza en la imaginación los días previos, esperando que los placeres subsiguientes sepan, huelan y se vean de una manera determinada. Tuve la maravillosa oportunidad de vivir Lima los últimos 15 días… digo “vivir” Lima porque no hay otra manera de expresar el viaje sensorial que supone esa maravillosa ciudad.

En Paraguay sabemos poco del Perú, conocemos algo de la civilización Inca, algún que otro músico popular y el famoso programa “Laura de América” y todos por supuesto esperamos llegar y encontrarnos con la famosa “pollada” que no es otra cosa que una fiesta de barrio.

Sin embargo, desde mi llegada al aeropuerto Jorge Chávez, empezó una travesía de sorpresas inesperadas…luces, colores, sonrisas, sabores y olores casi oníricos que me hicieron disfrutar de una simple caminata en el Parque de los Olivos como una experiencia a recordar toda la vida.

Pero vayamos a los que nos llama este blog, la gastronomía. Un paseo por todos los buenos productos que regala el mar…pulpos al olivo, ceviches, camarones, almejas a la parmesana, hicieron que esta paraguayita mediterránea empiece a sentir que tiene alma de sirena. Una recomendación bastante turística es el famoso Restaurant
“La Rosa Nautica” construida en un antiguo pontón, que marida perfectamente la noche, las olas y la excelente comida. Otra opción turística pero sumamente interesante es la del Restaurant de la “Huaca Pucllana”, ubicado en medio de la ciudad y construido con vista panorámica a una estructura piramidal originada en el siglo V y dedicada a cultos ceremoniales a los dioses, el templo, iluminado de noche revela la misteriosa magia de Lima.

Luego me deje encantar con el rocoto relleno, las miles de variedades de papas con hierbas, a la huancaína, el ají de gallina, los anticuchos, el lomito saltado. Para comer esta comida del corazón, es altamente recomendado el Restaurant de comida típica
“El Rocoto” ubicado en las afueras de Lima camino a las ruinas del Pachacamac.

Una opción que no podía perderme es la de la comida Chifa, una fusión entre comida china y peruana, que en los últimos años ha desarrollado personalidad propia, abundantes platos de cerdo agridulce, con arroz chaufa, pollos con mangos y locotes, y frituras con picantes del demonio, me subieron la temperatura, según los peruanos, la única forma razonable de comer Chifa es con INCA Cola, una gaseosa elaborada con hoja de coca, tiene color amarillo y sabor artificial. Otra bebida tradicional del Perú es el Pisco, esta bebida ha sufrido una disputa con Chile pero el país del oro ha ganado la denominación de origen hace un tiempo. El pisco se puede beber solo o con infinidad de jugos de frutas, la combinación mas conocida es el pisco sour. Una de mis bebidas preferidas es el cocktail de algarrobina, preparado con un extracto derivado de la algarroba, pisco, leche, yema de huevo, azúcar y canela. Una opción que considero un gusto adquirido es la chicha morada, típica de la región andina, elaborada con maiz culli fermentado (maíz morado) que para mi gusto personal es muy amarga.

Un capítulo aparte son los postres, humitas dulces, leche volteada, arroz con leche y canela y el sublime suspiro limeño combinan en sus ingredientes, leche, huevos, canela y leche condensada, combinación imposible de resistir.


Puedo seguir hablando por horas de los miles de sabores extremos que me ofreció el Perú, pero puedo afirmar que lo que realmente separa este viaje culinario de los demás, es la compañía de nuevos amigos, amigos que a su vez son una “delicatessen” en mi vida y que me acompañaron a vivir Lima, con los sentidos abiertos y dispuestos a dejar morir la noche arropados en su mágico aire. Lima Je t'aime.


1 comentario:

  1. Muy buen blog!lo acabo de descubrir. Pues soy una apasionada de la cocina. Perú tiene la mejor gastronomía del mundo diría yo.

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